Paisajes
dalinianos
Cadaqués es uno de los pueblos marineros con más encanto de Cataluña. Las casas de color blanco, con puertas y ventanas de tonos azules, y las estrechas callejuelas, por las que se cuela la brisa marina, le aportan ese magnetismo.
Muy cerca de Cadaqués, en Portlligat, está uno de los vértices del Triángulo Daliniano, la Casa Museo Salvador Dalí. Atraído por el paisaje marinero, la luz y el aislamiento del lugar, Salvador Dalí se instaló en 1930 en una pequeña barraca de pescadores en Portlligat. Durante 40 años el artista fue transformando esta humilde construcción hasta convertirla en su residencia habitual. Tras su desaparición, la casa fue convertida en museo.
La gran obra de Dalí
Las otras dos puntas son el Teatro-Museo Dalí, en Figueres, y el Castillo Gala Dalí, en Púbol. El museo es su gran obra. A partir de la década de los setenta, el genio del surrealismo se entrega al proyecto museístico con una dedicación absoluta, interviniendo y diseñando los detalles más mínimos para que el visitante tenga una inmersión absoluta en su universo. El artista también dejó su sello en las obras de reforma del castillo, un regalo que le hizo a su musa Gala. Decoró el interior y se encargó de pintar personalmente los techos.