Si combinas la historia ibera más didáctica con un poco de deportes náuticos, si haces una ruta donde los niños conocen el legado de un gran músico catalán, jugando, y visitas un espacio en plena naturaleza donde conoces a un burro muy especial... el resultado es una estancia familiar inolvidable en Calafell y el Vendrell.
Día 1
Los iberos más interesantes
Empieza la ruta en Calafell viajando 2500 años atrás y aprendiendo un poco de historia en la Ciudadela ibérica. En este yacimiento de los siglos VI a III a. C., los niños aprenden cómo vivía la tribu ibera de la zona, los cossetans. Recorrerán el yacimiento y entrarán en las casas donde vivían. En el recinto se organizan yincanas familiares, para que el recorrido sea más pertido, y talleres infantiles, para que los niños se acerquen de una forma más didáctica a su historia. Vestirse como los antiguos iberos, elaborar el pan como lo hacían ellos y ver demostraciones de antiguos oficios de la época son algunas de las actividades.
Señores feudales y ¡kayaks a la vista!
Después de tomar un bocado en el centro del municipio, podéis ejercitar las piernas subiendo al castillo de la Santa Creu, situado en el punto más elevado de la ciudad. Aquí los niños se harán una idea de cómo vivían los señores feudales. En su interior descubriréis curiosidades, como el hecho de que sus habitantes usaban la cisterna, un depósito subterráneo para recoger el agua de la lluvia, para esconderse durante los ataques de los piratas que asediaban el Mediterráneo.
Y hablando del mar, si nunca habéis navegado en kayak en familia, ha llegado la hora de probarlo. Al lado de la cofradía de pescadores se encuentra la Escuela de Vela de Calafell, que organiza excursiones en kayak de una hora. Antes de salir, recibiréis las instrucciones básicas para que el bautismo de mar salga redondo.
Día 2
Animales muy especiales y reservas marinas
La segunda jornada de la estancia empieza en el Vendrell, con una propuesta irresistible para los amantes de los animales. Una visita al Refugio Món La Bassa os da la oportunidad de conocer cerdos, ovejas, caballos y burros que han sido rescatados para tener una vida mejor. En este espacio educativo, los niños aprenden a cuidar y respetar a los animales a través de la interacción. Conocen sus historias, les dan de comer y se relacionan con ellos. El refugio solo está abierto los domingos por la mañana, a partir de las 11.00 horas.
Si venís en verano al Vendrell, quizás os apetece probar una actividad acuática en una reserva marina como la Masía Blanca. Es singular por su valor ecológico y su fragilidad. La visita empieza en el aula acuática, un espacio que cuenta con una exposición pulgativa donde los niños pueden entender la importancia de cuidar el mar y preservar la biopersidad marina. Después llega la acción, os pondréis las gafas y las aletas, y a hacer esnórquel, acompañados de un monitor, para ver prados de posidonia, pulpos, doradas... y todo un universo marino por descubrir.
Haz el Tarzán o fabrica una carbasseta
Por la tarde, ¿os apetece una aventura en los árboles? Di ver Parque Lúdico de Coma-ruga, los niños podrán hacer el Tarzán, cruzarán puentes tibetanos y se tirarán con las tirolinas. En este parque lúdico hay hasta cuatro circuitos de aventura de diferentes niveles, para niños a partir de los tres años, donde podrán trabajar la coordinación, el equilibrio, la seguridad y la autonomía.
Otra propuesta es la Ruta Pau Casals para conocer la vida y obra del músico del Vendrell, Pau Casals. Los niños se familiarizarán con su música mediante actividades familiares como la que organiza la casa napa de Casals. En el taller, los pequeños fabricarán su propia carbasseta de barro; se trata de una calabaza convertida en violonchelo, que fue el juguete preferido del músico cuando era niño. La ruta también incluye una visita a la iglesia del municipio, donde tocaba el órgano de pequeño, y a la Casa Museu Pau Casals.