La historia cobra vida en Tarragona

El pasado monumental de Tarragona la ha convertido en la única ciudad de Cataluña incluida en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO. Cuenta con varios monumentos de la época romana declarados Patrimonio de la Humanidad, como las murallas, el anfiteatro, el teatro o la necrópolis paleocristiana. Para mostrar este pasado romano se organizan anualmente acontecimientos como Tarraco Viva que recrean fielmente la vida y la cultura de esta época.

Otro atractivo arquitectónico de la ciudad es la catedral de Santa Maria. Se empezó a construir en el siglo XII sobre una mezquita del siglo X, una basílica cristiana y un templo romano edificados con anterioridad. Destaca su claustro, desde el cual se accede al Museo Diocesano de Tarragona, y también su fachada principal. Si realizas la visita completa subes al campanario, una gran atalaya para disfrutar de las vistas en la ciudad.

Tarragona es también un gran escenario festivo y cultural al aire libre. Entre julio y octubre reúne varias exhibiciones de castillos y el 23 de septiembre celebra Santa Tecla, la fiesta mayor en honor de la patrona, que se remonta al 1321. El Mercado Central y la Rambla Nova concentran gran parte de su actividad. Precisamente en la rambla se encuentra uno de los lugares más visitados: el Balcón del Mediterráneo, un lugar donde disfrutas de unas buenas vistas a la Costa Daurada. Según una costumbre local muy extendida, tocar el hierro de la barandilla trae buena suerte.

En su barrio de pescadores, el Serrallo, se organizan visitas guiadas para ver cómo es su día a día. Las rutas incluyen una visita al Museu del Port y una salida en golondrina. Aprovecha para saborear el plato típico de la ciudad, el romesco, a base de pescado o marisco y la conocida salsa en los restaurantes de este barrio marinero.

Visitar el Pont del Diable es una buena manera de combinar patrimonio y naturaleza. Esta obra romana se realizó para canalizar el agua desde el río Francolí a la ciudad. También puedes disfrutar del entorno de Tarragona en playas como la Llarga o la Arrabassada y acercarte a los espacios naturales de la desembocadura del Gaià y de Tamarit-Punta de la Móra, donde se encuentran el castillo de Tamarit y la torre de vigía de la Móra del siglo XVI.