Pesebres vivientes: una tradición de la Navidad en Cataluña

Los pesebres vivientes forman parte de las Navidades más tradicionales en Cataluña. Están documentados desde el siglo XIV y desde entonces se han continuado celebrando.

Uno de los principales atractivos de estas representaciones al aire libre es que el visitante puede pasear y acercarse a la escena y a los actores y actrices, y casi interactuar con ellos. Es un espectáculo popular que invita a la participación del espectador.

De los más de cuarenta que se celebran en toda Cataluña, los hay que son un poco diferentes del resto porque tienen sus particularidades. El pesebre viviente de Torres de Fals en el Bages, está considerado uno de los más bonitos de Cataluña. El conjunto monumental formado por las torres milenarias del antiguo castillo de Fals y la iglesia de Sant Vicenç son un escenario único donde unas 260 personas recrean escenas sobre el nacimiento de Jesús y la llegada de los Reyes de Oriente. Además, también es uno de los pesebres vivientes más antiguos, ya que se celebra desde hace más de cuarenta años.

Los pesebres vivientes hablados son escasos, y precisamente por este motivo destacan los de Prats de Rei, en la comarca de la Anoia, y de Gunyoles d’Avinyonet en el Alt Penedès. El de Prats de Rei tiene más de 40 años de experiencia y además de ser hablado, también tiene una banda sonora propia. Cuenta con cinco escenarios diferentes y participan varias corales. Destacan la interpretación de danzas populares y una gran presencia de todo tipo de animales de granja, un detalle que atrae mucho a las familias.

El de Gunyoles de Avinyonet es un pesebre que empieza en el pueblo y después los visitantes, acompañados por un guía, se dirigen a una cueva natural en la montaña, siguiendo un recorrido iluminado muy bonito.

Escenas de ángeles volando sobre acantilados con rayos y truenos son algunas de las particularidades que se pueden ver en el pesebre viviente de Sant Fost de Campsentelles, donde los efectos especiales dan un toque único a esta escenificación que cuenta incluso con un caganer.

La tradición del pueblo está muy presente en l’Ardèvol. Su pesebre viviente combina las escenas bíblicas con la historia del municipio. En su representación se muestra cómo se vivía la Navidad en l’Ardèvol en el siglo XVIII. Como detalle curioso, en el pesebre participan figurantes de otros lugares, ya que en este pueblo solo viven unas cien personas.

En el pesebre viviente de Linyola, en las Terres de Lleida, se acostumbra a «quemar» en el infierno a un personaje de actualidad. Este puede ser una figura política, social, o bien un artista que ha hecho o dicho algo que no ha gustado a sus habitantes y que atenta contra la libertad de expresión.

Otra modalidad de pesebre viviente, es el guiado. En La Pobla de Montornès, un pastor es el encargado de guiar a los visitantes por las quince escenas bíblicas que se representan. El escenario es el entorno de la ermita de Montornès, situada en una pequeña colina cerca del municipio.

Conseguir un récord Guiness por tener la estrella iluminada más grande del mundo es el gran honor del pesebre viviente de Joanetes, en la Vall d’en Bas. Situada en la cumbre de Santa Magdalena, junto a la montaña del Puigsacalm, esta estrella guía al visitante durante el recorrido por el pesebre. Se representan cuarenta escenas que combinan las clásicas, como el nacimiento de Jesús, con las de la vida cotidiana de los tenderos, herreros y campesinos, entre otros.