La esencia mediterránea en Calella de Palafrugell

Ubicado en plena Costa Brava, Calella de Palafrugell conserva el encanto de un antiguo pueblo de pescadores. Si algo caracteriza el municipio son las fachadas blancas con contraventanas de colores, las calles estrechas entre las casas y las pequeñas calas rocosas.

Perderse por sus calles es un placer. Pasea por el núcleo histórico del Port Bo y les Voltes, una calle porticada con grandes arcos frente al mar, donde encontrarás restaurantes especializados en cocina marinera. Desde allí, varios callejones se adentran en el pueblo hasta la iglesia de Sant Pere, de finales del siglo XIX, con un gran reloj en la torre del campanario. De vuelta al mar, acércate al paseo del Canadell y báñate en su playa.

Otro de los lugares más visitados de este Pueblo con Encanto es el jardín botánico de Cap Roig. Desde sus miradores tienes unas vistas espectaculares del litoral, el mar y el pequeño archipiélago de las Formigues. Este jardín acoge en verano el popular Festival de Cap Roig de música y danza.

Hay muchas maneras de disfrutar de Calella de Palafrugell: desde el mar, con un kayak; en bicicleta, por su red de caminos; con tubo y gafas de bucear, practicando snorkel en su fondo marino; o a pie, recorriendo el camino de ronda. Y después del turismo activo, recupera fuerzas con su gastronomía. Una recomendación: prueba las garoines (erizos de mar) si es temporada, con el vino de la D.O. Empordà.

Uno de los momentos más especiales en el pueblo es la tradicional Cantada de Habaneras, una cita obligada que tiene lugar el primer sábado de julio desde hace más de 50 años. Varios grupos actúan en directo y el público acompaña los conciertos con cremat, una bebida caliente a base de café, ron y aguardiente de caña.