Santa Pau, un pueblo medieval entre volcanes

La Zona Volcánica de la Garrotxa está formada por extensos bosques y cráteres de volcán del color cobrizo de la lava. Este singular paisaje de los Pirineos de Cataluña esconde joyas como el pueblo de Santa Pau, que permite viajar a la Edad Media a través de callejones empedrados, murallas y edificios históricos.

La mejor manera de conocer Santa Pau es visitando su núcleo antiguo, presidido por el castillo de la Baronia, que data del siglo XIII. Las calles del pueblo te conducirán a la plaza Mayor o antigua Firal dels Bous (Ferial de los Bueyes). Aquí se celebraba el mercado de ganado que organizaban los campesinos. Se trata de una plaza gótica porticada, de las mejor conservadas de Cataluña, con arcos irregulares y mucha personalidad.

En la misma plaza encontrarás la iglesia de Santa Maria, construida entre 1427 y 1430, que merece una visita. Siguiendo por los callejones estrechos del casco antiguo, llegarás al portal de Mar, un mirador con vistas panorámicas sobre el valle del Ser, que rodea Santa Pau. En el paisaje se pueden distinguir pequeñas iglesias románicas.

La naturaleza es otro de los atractivos de Santa Pau. Este Pueblo con Encanto cuenta con 13 volcanes en su término municipal. Entre ellos destaca el Croscat, uno de los más espectaculares. Es el más joven y se caracteriza por su singular cráter en forma de herradura. Visítalo a pie a través del camino que pasa por la Fageda d’en Jordà (Hayedo de Jordà) y disfruta también de este bosque de cuento, especialmente en otoño.

Si algo no te puedes perder, es su gastronomía. Los fesols de Santa Pau (alubias) son el producto estrella y se suelen cocinar con morcilla, tocino o setas. Incluso cuentan con una festividad propia, la Fira del Fesol, una degustación popular celebrada a mediados de enero en la que participan todos los restaurantes de este Pueblo con Encanto.