La belleza del interior

El interior es el tesoro oculto de Cataluña que vamos a descubrirte en esta ruta. Recorrerás la decana Vic, probarás la cocina volcánica, dormirás en una cabaña y pasearás por uno de los bosques más bonitos de todo el territorio catalán. 

Día 1: Vic, una ciudad milenaria

Como dicen que lo bueno se hace esperar, antes de llegar a Vic, ¿qué te parece recorrer la comarca de Osona? Lo puedes hacer a pie en un tramo del camino del Abat Oliba, el que une Folgueroles con Vic. Partirás del pueblo de uno de los escritores más relevantes de Cataluña, Jacint Verdaguer, en una caminata que te ilustrará la transición del mundo rural, de las masías, los antiguos molinos y los cultivos, al mundo urbano en Vic. Esta es una ciudad milenaria, existen documentos del siglo IV a.C que ya hablaban de Vic. En aquel momento tenía otro nombre, Ausa, y era el centro de la tribu ibérica de los Ausetanos. Recorriendo sus calles notarás como transpira historia por todos sus rincones, en el templo romano, en la Catedral de Sant Pere, en la plaza del mercado…

Si lo tuyo no es el senderismo, también hay la posibilidad de recorrer el centro histórico de Vic montado en un segway. Como la mañana será intensa, por la tarde recupérate con un poco de gastronomía. Vic es una ciudad popular por sus embutidos, así que no te vayas sin probar alguno de los manjares locales.

Plaza Mayor de Vic. Agència Catalana de Turisme / Servicios Editoriales Georama

Plaza Mayor de Vic. Agència Catalana de Turisme / Servicios Editoriales Georama

Día 2: Pasa la noche en una cabaña en el árbol en Sant Hilari de Sacalm

¿Tu de qué eres, de paisajes o de cultura? Si eres de paisajes, te va como anillo al dedo la opción de surcar el cielo de Osona a bordo de un globo. Si lo tuyo es la cultura, coge un mapa y date un relajado paseo desde el Parador de Turismo Vic-Sau hasta el Monasterio de Sant Pere de Casserres. Fue construido en el 1005 por la condesa Ermetruit y ocupa un emplazamiento privilegiado en un lugar elevado al borde del río Ter.

Después puedes acercarte a un herbolario en Vilanova de Sau y aprender las técnicas medicinales más ancestrales. Si alguna vez has soñado con tener una cabaña en el árbol, en Sant Hilari de Sacalm el sueño se te hará realidad. Allí podrás pasar la noche en una cabaña encaramada entre las ramas de los árboles y equipada con todas las comodidades. Lo único que te recordará que no estás en un hotel es que no hay agua corriente y el leve balanceo del árbol con el viento.

Cabaña en el árbol en Sant Hilari de Sacalm. Marta Pons

Cabaña en el árbol en Sant Hilari de Sacalm. Marta Pons

Día 3: En el Balneario Font Vella, el estrés no está permitido

Hemos llegado al tercer día y ya has caminado, has montado en globo, has dormido en un árbol, ¿qué te parece una jornada de balneario? En el Balneario Font Vella dispones de un catálogo amplísimo de tratamientos de wellness. Los hay tradicionales y también exóticos. Tienen, por ejemplo, un masaje con caracoles de mar, que contienen iones de calcio para aportarte una agradable una sensación de bienestar.

La tarde tal vez la puedas dedicar a visitar un taller de artesanía textil en plena Vall d’en Bas. Allí te dará la bienvenida Trini, una artesana del tapiz que en 1992 decidió crear un taller textil. Desde hace unos años, dio un nuevo giro y apostó  por reconvertir el taller, ubicado en una encantadora cabaña, y además de ser el espacio de trabajo, sería un pequeño museo textil. Expone todos los telares y herramientas que ha ido utilizando durante los últimos años, y otros que ha recopilado de todo el mundo.

Día 4: La Fageda d’en Jordà, un bosque de poesía

El poeta catalán Joan Maragall lo describió en un poema como un lugar verde y profundo como ningún otro encontrarás en el mundo. Hablaba de la Fageda d’en Jordà y te aseguramos que no exageraba. Es un espectacular bosque de hayas que crece sobre la colada de lava que expulsó el volcán Croscat. La Fageda es un paisaje natural en mayúsculas que para paladear paseando o en una divertida excursión en carro de caballos. Después, será el turno para empaparse un poco más de la gastronomía de la zona, con una ruta guiada para conocer de cerca el cultivo de las alubias en Santa Pau.

Para acabar, te sugerimos que pruebes uno de los mejores yogures que se elaboran en Cataluña, los de La Fageda. Esta es una granja muy particular, porque a parte de producir unos productos lácteos excelentes, en ella trabajan personas con alguna discapacidad psíquica o mental. Artesanía e integración se dan cita en La Fageda. ¿Qué más se puede pedir?

Paseo en carro por la Fageda d'en Jordà. Agència Catalana de Turisme / Lluís Carro

Paseo en carro por la Fageda d’en Jordà. Agència Catalana de Turisme / Lluís Carro

Día 5: Picnic entre viñedos en Siurana d’Empordà

El quinto día arrancará enérgico con una ruta por la Vía Brava de Banyoles. Esta es la única de las vías bravas de Cataluña que discurre por aguas dulces, en el Lago de Banyoles. Después de este chapuzón recupera el aliento haciendo un exquisito picnic entre viñedos en Siurana d’Empordà. Primero, te proponen una visita guiada por la finca, con cata de vinos incluida y después, ¡a comer! Ya verás como el gazpacho, la tortilla de patatas y el embutido sientan mejor en un entorno así.

La tarde seguirá relajada con un taller para elaborar ratafía en Serinyà. ¿Sabías que este licor se elabora con nueces verdes? Para acabar, harás una ruta con aroma medieval. A lomos de un caballo, trotando sutilmente, contemplarás el entorno natural de Besalú. Solo te faltarán la cota de malla y la armadura, para parecer un caballero del medievo como los que vivieron siglos atrás por estas tierras.

Día 6: La Garrotxa para ‘runners’

Que salir a correr está de moda no es ninguna novedad, ¿pero conoces a alguien que haga running por volcanes? Si eres aficionado al deporte, en La Garrotxa tienes un trail running por su zona volcánica. En cambio, si lo de correr no va contigo, te proponemos una opción más calmada. Se trata de un paseo por un bosque monumental, Les Rouredes de Olot. Lo forman robles comunes que pueden llegar a los 40 metros de altura y que tienen muchos años de antigüedad. Es un auténtico tesoro geobotánico. Para cenar, tienes mesa reservada en un “restaurante” con 100.000 años. En el cráter del volcán Montsacopa se organizan cenas con menús de inspiración volcánica. El entorno es señero. Antes de cenar, habrás hecho una visita teatralizada para conocer la historia de este volcán. Su ubicación lo han convertido en un mirador espectacular de la ciudad de Olot y de algunas de las cimas de los Pirineos de Cataluña.

Volcan Croscat en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Agència Catalana de Turisme / José Luis Rodríguez

Volcan Croscat en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Agència Catalana de Turisme / José Luis Rodríguez

Día 7: Camprodon es deporte y relax

El río Ter se abre paso entre las valles de las montañas, dando lugar a uno de los paisajes más bellos de la comarca del Ripollès, el Vall de Camprodon. Te proponemos una ruta en bicicleta recorriendo senderos de este valle que guarda una gran variedad de fauna y flora. Para superar la fatiga de la ruta en bicicleta el mejor remedio lo tienes en el spa del Hotel Grèvol. Disponen de un tratamiento sensorial que te bañará piel y mente con la esencia de la Costa Brava. Comenzará con una atmósfera aromática de aceites y un masaje inspirado en un poema del escritor catalán, Jacint Verdaguer. Seguro que leyendo esto ya te estás empezando a relajar, pues imagínate como debe ser en realidad. Antes de despedirnos de Camprodon, no te olvides de acercarte a comprar las típicas galletas Birba. ¡Son deliciosas!

Después, te aguarda Sant Joan de les Abadesses, un pueblo con una historia indivisible de la de su monasterio. Este fue el primer monasterio femenino de Cataluña, lo fundó en el 887 por Guifré el Pilós. El de Sant Joan de les Abadesses puede considerarse una de las muestras más destacables del románico catalán.

Conjunto escultórico de la iglésia del monasterio de Sant Joan de les Abadesses. Agència Catalana de Turisme / Imagen M.A.S.

Conjunto escultórico de la iglesia del monasterio de Sant Joan de les Abadesses. Agència Catalana de Turisme / Imagen M.A.S.

Día 8: Ascenso señorial a la Vall de Núria

Si quieres retomar el recorrido por el románico que has empezado en Sant Joan de les Abadesses, acércate al Monasterio de Santa Maria de Ripoll. Alcanzó un enorme poder político, social y cultural, hasta tal punto que devino una auténtica escuela de calígrafos y miniaturistas y un notable centro de enseñanza de las siete artes liberales, las que formaban el trivio (gramática, lógica y retórica) y el cuadrivio (aritmética, geometría, música y astronomía).

Para seguir profundizando en la historia de Cataluña, no debes perderte un ascenso en tren cremallera a Núria. Si el trayecto ya de por si es atractivo, imagínate si lo haces en un vagón de lujo con butacas móviles para contemplar mejor el paisaje. En ese mismo convoy viajaron los padres del Estatut de Autonomía redactado en 1932.

Si por hoy ya tienes suficiente de historia, ¿qué te parece subir al refugio del Coll de Merolla para conectar con la naturaleza? A 1090 metros de altura tendrás la oportunidad de presenciar un espectáculo único, la brama del ciervo rojo. Con la llegada del otoño inician el ciclo reproductivo y los machos alfa emiten fuertes bramidos para imponer su liderazgo sobre los harenes y defender su territorio, aunque a veces no basta con bramar y suelen llegar a los choques físicos. Es una ocasión que no puedes dejar escapar porque el ciclo dura unas semanas.

Además de la historia y la fauna, posiblemente querrás conocer la gastronomía catalana. En ella son una pieza básica las setas. Salir a buscarlas es todo un ritual ancestral en Cataluña. Anímate, porque la búsqueda tiene recompensa.

Cremallera de Núria. Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.

Cremallera de Núria. Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.

Día 9: Perafita, Prats de Lluçanès y Vidrà: el paraíso de los foodies

El final de la ruta se acerca y Perafita te espera con los brazos abiertos. En ese pueblo tienen el privilegio de poder desayunar cada día su espléndida coca, hoy tu también vas a ser afortunado. Para almorzar, tienes coca de Perafita recién hecha. Si además de la coca, quieres descubrir como se prepara el pan en Osona, la ruta del pan te interesa. Conocerás el ciclo del pan de principio a fin visitando: un campo de trigo, un molino harinero y una panadería. Este gastrodía culminará con una ruta para saber todos los secretos de la elaboración de los embutidos de Mas de Collfred en Vidrà.

Día 10: Si vistas Rupit y Pruit, el éxito en Instagram está asegurado

Después del día de ayer, si no quieres irte a casa con algún quilo de más, mejor será hacer un poco de ejercicio, ¿no crees? Tu eliges: bicicleta o geocaching. Si escoges la bicicleta, tienes la intensa ruta, de más de 48 quilómetros, desde la estación de esquí de Vallter 2000 a Ripoll. Si te decantas por el geocaching, que es una prueba de orientación al aire libre, tu objetivo será encontrar el libro del bandolero Serrallonga. Las pistas para localizarlo están esparcidas por el bosque, ¿lograrás reunirlas todas y encontrar el libro?

Con o libro o sin él, el siguiente alto en el camino es en Manlleu, para pasar un rato distendido visitando el Museu del Ter. Los guías serán dos fantasmas, el Quim y la Assumpta, que viven en el museo. No hay secreto que ellos no sepan sobre el proceso de transformación del algodón en hilo.

De Manlleu te puedes encaminar a Rupit i Pruit, uno de esos pueblos que asegura muchos likes en las redes sociales. De hecho, decir que es un pueblo de postal es una manera ideal para describirlo. Rupit mantiene intacta su esencia medieval que percibirás en sus calles empedradas, las casas del siglo XVI y XVII o el puente colgante de madera.

@claireonline Rupit

Rupit i Pruit. Agència Catalana de Turisme / @claireonline

 

Más información:

 

La imagen de portada es una panorámica de Rupit i Pruit. Rupit Viu! 

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