Imilke, la dama íbera de Calafell
Imilke vivió hace más de dos mil años, en un poblado con unas grandes murallas de piedra y casas de barro. Igual que los otros niños y niñas, siempre que podía salía a jugar por las calles y por los bosques, a pesar de que no tenía mucho tiempo para hacerlo. La mayor parte del día se dedicaban a aprender los oficios que les tocaría hacer de mayores. Ella era afortunada, sus padres eran de los más poderosos del poblado, y su trabajo nunca sería tan duro como el de sus amigos y amigas, que tendrían que trabajar en el campo o aprender a hacer herramientas de hierro. Ella tenía claro que de mayor quería ser sacerdotisa, la encargada de hablar con los dioses y hacer rituales para ayudar a toda la gente del pueblo. Con los años, Imilke se convirtió en la mujer más importante y respetada de todo el poblado, era la sacerdotisa. Incluso los grandes guerreros iban a pedirle consejo antes de las batallas. Quizás por eso, muchos años después de morir los habitantes de la Ciutadella todavía hablaban de ella. De hecho, dicen que, de vez en cuando, los dioses todavía la dejan volver, para que se pueda pasear por su querida Ciutadella