Los manairons de Las Valls d’Àneu
Los manairons eran unos duendecillos o genios diminutos que vivían bajo tierra. Los leñadores, payeses y buscadores de setas salían a buscarles al bosque para que ayudaran en las tareas del campo, ya que eran muy trabajadores. Cuando les encontraban les metían dentro de un canutillo de agujas de coser, de una caja de cerillas o incluso, en la hendidura del mango de la hoz, ¡donde podían caber millares! Una vez liberados realizaban todo tipo de tareas imposibles como desviar el curso del río, allanar montañas u ordenar piedras de canto rodado. Pero también realizaban tareas más corrientes como descender hasta la mina o forjar el hierro. Nunca estaban quietos y eran tan exigentes que, si no se les asignaba suficiente trabajo o se quedaban sin, se enfadaban muchísimo. En el Pallars, se les considera los autores de los megalitos y de los puentes construidos en lugares inaccesibles.